Los jefes y la motivación para el cambio

jefe motivación cambio selección Jun 14, 2022

Encuestas y estudios diversos identifican, como una de las causas más frecuentes para el cambio de empleo, a los “malos jefes”, a la relación insatisfactoria que una persona tiene con su jefe directo. 

Del mismo modo, “los jefes”, suelen ser personajes poco favorecidos en films, series y comics. 

¿Hay “jefes buenos” y “jefes malos”? Quizá sí, como todo en la vida. Sin embargo, lo más frecuente no son los jefes malos o buenos, sino personas que no compatibilizan. 

En cualquier circunstancia, una persona puede ser excelente pero no formar un buen equipo con otra. 

En las relaciones laborales es aún más complejo, otros elementos entran en juego, las presiones diarias, la necesidad de unos y otros de alcanzar sus propios objetivos. No obstante, en la mayoría de los casos, un jefe puede evidenciar una adecuación al puesto muy buena y no llevarse bien con uno de sus colaboradores y suceder algo similar desde la óptica del colaborador, un muy buen colaborador no alcanzar una buena relación con su jefe. 

A todo esto, y en algunos casos, se debe adicionar falta de valores y otras características no deseables. 

Dicho lo anterior, me gustaría analizar esta cuestión desde la mirada de un proceso de selección. En la evaluación de un candidato, se debe indagar cual es la relación con su jefe actual para detectar, entre las eventuales motivaciones para el cambio, si este es un factor a tener en cuenta. (Léase jefe actual o último, según corresponda.) 

Si se diese el caso que, en la entrevista, se detectara que el jefe es uno de los motivos para cambiar, será muy importante, averiguar en detalle las razones. 

Veamos unos ejemplos: 

Un entrevistado comenta que no le agrada el estilo de trabajo de su jefe. Entre otras razones, dicho jefe convoca a reuniones a última hora y esto implica salir varias veces al mes bastante más tarde de lo usual. 

En otro caso, el entrevistado describe a su jefe como muy exigente, porque se deben cumplir inexorablemente las fechas de entrega de los informes. Si para ello hay que trabajar un día feriado o quedarse más tarde, hay que hacerlo. Luego, los recompensa, con permisos especiales. De todos modos, ese nivel de exigencia no le agrada. 

En otra situación, el entrevistado manifiesta que su jefe si bien no lo trata de manera inapropiada, usualmente está de malhumor, en especial, por las mañanas. 

Frente a estos jefes, descritos en los párrafos anteriores, se podrá tomar partido respecto de qué nos parece a cada uno de nosotros. Esto último, no es importante, no deberá ser considerado. Por el contrario, en cada caso se deberá comparar la descripción, realizada por el entrevistado del jefe que no le agrada, con el estilo de manejo del jefe de la posición a cubrir. 

En resumen, considerar si el estilo de conducción y/o las circunstancias identificadas como “no agradables” por el entrevistado -uno de los motivos para desear cambiar de empleo-, tienen algún grado de semejanza con el jefe y las características del puesto a cubrir. 

Como lo hemos manifestado en variadas ocasiones, usualmente, al evaluar la motivación para el cambio de trabajo, se consideran aspectos económicos, de carrera, etc. Estos deben ser considerados. No obstante, adicionalmente, deben investigarse otros factores.  

La relación con el jefe y, en ocasiones, con los compañeros de trabajo, suelen ser factores determinantes en la motivación para el cambio. 

Como responsables de un proceso de selección se deberán clarificar, en la entrevista, las reales motivaciones que llevan a una persona a considerar un cambio de empleo. Usualmente, no son las que se manifiestan en primera instancia. 

 

Martha Alles

 

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